Este 31 de enero como cada año se celebró en el Santuario de María Auxiliadora de Concepción la festividad de nuestro santo fundador San Juan Bosco, que partió a la Casa del Padre en 1888 después de haber hecho vida aquella frase que le dijo a su alumno Santo Domingo Savio: “Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.

La eucaristía presidida por el P. Juan Miguel Cárcamo Chamorro, sdb, y concelebrada por la Comunidad Religiosa Salesiana de Concepción estuvo plagada de signos y momentos de compartir fraterno entre todos. Al comenzar se proyectó el video del Aguinaldo 2019 que nos presenta el Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime, con el título "La santidad también es para ti". Seguidamente se dió incio a la eucaristía y en el momento del perdón 3 jóvenes representaron a Miguel Magone, Laura Vicuña y Domingo Savio que animaron a los presentes a pedir perdón de corazón. El padre quiso empezar su homilía con el mensaje del Papa Francisco a los jóvenes congregados en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Panamá, “Pienso por ejemplo en Don Bosco, que no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte lejana o especial, sino que aprendió a ver todo lo que pasaba en la ciudad con los ojos de Dios y, así, fue golpeado por cientos de niños y jóvenes abandonados sin estudio, sin trabajo y sin la mano amiga de una comunidad. Muchos vivían en la misma ciudad, muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían mirarlos con los ojos de Dios. Él lo hizo y se animó a dar el primer paso: abrazar la vida como se presenta y, a partir de ahí, no tuvo miedo de dar el segundo: crear con ellos una comunidad, una familia donde con trabajo y estudio se sintieran amados. Darles raíces desde donde sujetarse para que puedan llegar al cielo”.

En el momento del ofrecimiento de dones, un grupo de jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano de Concepción (MJS) que vivieron la experiencia en las Misiones de Verano en Coelemu, llevaron junto al altar la bandera de las misiones. También una reliquia de nuestro santo fundador acompañó las ofrendas del pan y vino para preparar la mesa para la comunión. Junto con el coro del Santuario que animó esta celebración, al ritmo de canciones salesianas como: "Don Bosco Amigo", "Padre, Maestro y Amigo", "Me basta que seais jóvenes para amaros", todos los presentes sintieron que se puede ser santo como San Juan Bosco, en lo más sencillo de lo cotidiano.

Al término de la eucaristía, la oración a nuestra madre María Auxiliadora no faltó, a ella que nos lleva por el camino de la santidad y de la alegría. Finalizada la ceremonia, en el patio del santuario hubo un compartir entre todos los presentes con música.